El marketing en sí es un concepto engañoso. A lo largo de los años se han manejado muchas definiciones. Pero en la actualidad es descrito como el conjunto de actividades que se llevan a cabo con el fin de comercializar un producto o servicio.
El mundo del marketing está repleto de conceptos que muchas veces no comprendemos, o que por mucho tiempo se han malentendido. Por ello es importante que conozcamos muy bien sus nociones. Solo así podremos desarrollar planes de marketing exitosos. En este sentido, uno de los conceptos más confusos y menos comprendidos del marketing es el branding.
Entendiendo el branding
Para empezar, debes saber que el branding es un anglicismo, ya que brand es marca en inglés. Pero el branding es más que todo el proceso a través del cual construyes tu marca. Y para ello cada marca debe contar con un conjunto de atributos y valores que la identifique.
Muchas marcas cuentan con un branding muy bien trabajado. Tanto así que cuando oímos el nombre de alguna de ellas inmediatamente la relacionamos con una serie de atributos, propiedades, símbolos y hasta sensaciones que solo esa marca logra rememorar.
El branding, más que el nombre de la marca
La marca es más que el nombre que le damos a un producto o servicio. Se trata de todo lo que identifica a una marca. Pero debemos tener cuidado con esto. Una marca puede ser identificada como “la del peor servicio de atención al cliente”, por ejemplo. Y esto no es el branding de la misma.
Cuando hablamos de la construcción de una marca, nos referimos a un proceso de desarrollo de atributos positivos, que tienen más que ver con calidad, confiabilidad y unicidad que con otra cosa. La identidad de marca es lo que te diferencia de la competencia, pero solo de forma positiva.
Esto quiere decir que el branding en realidad es el manejo inteligente, estratégico y creativo de todos los elementos que diferencian a una marca de su competencia, que la hacen única. Estos elementos pueden ser tangibles o intangibles.
Lo importante es que estos elementos contribuyan en la construcción de una experiencia del cliente que sea única, satisfactoria y relevante. Y que a la vez lo haga querer seguir usando tu producto o servicio. Es decir, que sea sostenible a lo largo del tiempo. Esto es la construcción de un verdadero branding.
El branding, más que la imagen de la marca
Muy bien, cuando nos encontramos en el proceso de creación de la imagen de una marca, ciertamente estamos construyendo branding. Pero una vez que se crea el nombre de la marca, se diseña su logo y se comienzan a trabajar las características que lo definirán, hay que pensar en otro detalle. Debemos pensar también en la forma en cómo queremos que nuestros clientes se sientan cuando escuchen, vean y usen nuestro producto o servicio.
Nos referimos al componente psicológico. Ese que origina el vínculo emocional con nuestro cliente, o potencial cliente. Este vínculo se crea a través de componentes culturales que deben compartirse entre la marca y el cliente. El consumidor debe sentir algo cuando oye o ve nuestra marca. Pero debemos procurar que esos sentimientos que producimos sean agradables.
Para esto el marketing ha desarrollado muchas estrategias que ayudan a las marcas a crear conexiones más fuertes con los consumidores. El marketing experiencial y el marketing de contenidos son un excelente ejemplo de ello.
Por otro lado, antes de iniciar cualquier campaña publicitaria, las empresas deben darse a la tarea de conocer a profundidad a su público objetivo. Solo así podrán desarrollar estrategias que de verdad conecten con ellos. Estrategias que tengan coherencia. Es decir, que se ajusten a lo que el consumidor necesita, basándose en lo que ellos son: en sus valores, su personalidad y todo cuanto los defina como personas.
Importancia del branding
Las herramientas de las que disponen las empresas para hacer notar su marca son infinitas. Y esto es lo que hace del mundo del marketing un terreno sumamente competitivo. Por ello, solamente los productos y servicios que cuenten con una personalidad de marca bien definida, única y que logren conectar positivamente con los consumidores, pueden sobresalir.
Es por esta razón que la creación de propiedades que caractericen a la marca de forma positiva, es decir, que le den valor, es la clave para lograr desarrollar un branding de calidad. Solamente así podrás contar con una identidad de marca sólida, que atraiga y retenga clientes permanentemente.
Por otro lado, un branding bien desarrollado te va a garantizar una menor inversión en marketing, pues gran parte del trabajo ya está hecho. Solo debes asegurarte de que las características que definen a tu marca se mantengan y que los estándares de calidad y lo que las personas esperan de ella no cambie.